Acampar en invierno es una forma estupenda de alejarse del ajetreo de la ciudad, pero puede ser difícil. Hay que preocuparse por lo que hay que meter en la maleta, por la cantidad de comida y agua que se necesita y por la duración del viaje. Aquí tienes algunos consejos para sobrevivir a tu viaje de camping en invierno:
Camping en invierno: consejos para tus vacaciones
Algunas cosas que debes recordar
Asegúrate de llevar más capas de ropa y calcetines calientes, así como botas o zapatos impermeables. En algunas zonas puede hacer suficiente frío como para necesitar una chaqueta o un abrigo adicional al que ya llevas puesto.
Lleva mucha comida y agua (y cafeína). Si vas de acampada durante los meses de invierno, es mejor no depender únicamente de los productos enlatados para tus comidas, especialmente si no están bien almacenados.
También recuerda: no te olvides de tus botellas de plástico; muchas vienen equipadas con asas, así que aunque no quieras tener otra botella de vidrio cerca, cuando terminemos de beber de ésta a primera hora de la mañana, ya no sentiremos la boca rara porque no quedan rastros dentro de la boca después de beber de esas de plástico que sólo duraron media hora antes de congelarse durante la noche».
Lleva capas extra
Si piensas acampar en invierno, es importante que te prepares para el frío. Lleva capas extra y un amigo o dos que puedan ayudarte a mantener el calor si es necesario. Algunas cosas que te facilitarán el viaje son
- Un saco de dormir y/o una manta
- Una tienda de campaña (para protegerse del frío del viento)
- Una linterna (para ver por dónde vas)
Envuelve tus botellas de agua en toallas antes de dormir para evitar que se congelen durante la noche.
Otros consejos de camping en invierno
No te cepilles los dientes con agua fría porque el cambio extremo de temperatura puede dañar tus dientes y provocar sensibilidad dental durante el resto del día.
No utilices agua caliente para lavarte las manos o los platos. Puede que te siente bien, pero en realidad no es bueno para ti. El agua caliente nos hace sentir que estamos haciendo algo útil al enjuagarnos las manos, pero en realidad sólo las hace sudar más de lo normal y deja en nuestra piel más bacterias de lo normal cuando nos secamos. Si tienes que limpiar algo (como una tabla de cortar), utiliza un cepillo de cerdas suaves en lugar de pasarlo bajo el grifo; esto ayudará a reducir la fricción entre las cerdas y las partículas de comida que, de otro modo, quedarían tras lavarse sólo con agua caliente».
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